Deja Vu
"...Para empezar querría narrar una especie de cuento:
Vivimos en un cambio de era, entramos en una extraordinaria era de la
comunicación a partir de una herramienta revolucionaria. Esa herramienta
individual, portátil, se hará ubicua y según algunos (sus partidarios) va a
acercar a los hombres. Va a permitir el intercambio y la difusión de la
cultura, del conocimiento científico, permitiendo el ejercicio de la razón
y de la imaginación.
Para otros, que tienen más reservas, va a encerrar a los hombres en una
especie de burbuja de información, va a crear exlusiones entre los que
saben y los que no saben usarla. Va a crear exclusiones entre los que
pueden y los que no pueden comprarla. Y además, la mayor parte de las
informaciones que traslada son en una sola lengua (el 80%). Puede ser un
vehículo de pornografía. Puede ser un vehículo para eludir las
instituciones; por tanto, hay que controlarlo, regularlo.
¿de qué estamos hablando?
¿se trata del ordenador personal? No.
¿se trata de Internet? No.
He olvidado decirles, al empezar la historia, que estamos en el siglo XV.
Y más exactamente, en 1472. La Sorbona acaba de dotarse de esta
extraordinaria herramienta que se llama "prensa de imprimir".
Y esa herramienta revolucionaria tiene un nombre, se llama EL MANUAL, es decir el libro portátil, el que se lleva en la mano. Y ese manual ha reunido tres tecnologías, enormemente adelantadas para su época:
el papel,
la encuadernación (antes había grandes pergaminos)
y el libro.
Antes había que ir a leer los libros sobre caballetes, libros que pesaban 100 kilos,
escritos en un único ejemplar. Y, de pronto, llega el libro portátil: el manual. Es una revolución extaordinaria. Y hoy, con las redes interactivas multimedia, nos vemos confrontados a los mismos retos.
Todo lo que he dicho hasta ahora he ido a buscarlo en la historia de los
siglos XV, XVI y XVII. Todo lo que he dicho se refería al manual. El 80% de la lengua en que se ofrecían las informaciones era el latín. Y, sin embargo, estamos en una situación comparable al extraordinario éxito de las redes en línea multimedia, de las que Internet es la más espectacular; estamos en las oscilaciones de creación de un nuevo espacio. Una nueva forma de espacio globalizante, opresor, al tiempo que revelador de identidades y
personas - si sabemos utilizarlo-, siempre al borde del éxtasis y del terror..."
Este relato me lo alcanzó mi compadre Miguel, lo encontró en el libro de Joël de Rosnay: "La Post -Televisión", me pareció excelente e indicado para replicarlo acá. Aunque muchos individuos e incluso empresas se lo cuestionan: nos ha tocado vivir (y lo seguimos haciendo) una transición de las más importantes de la historia: el antes y después del boom internet.
Vivimos en un cambio de era, entramos en una extraordinaria era de la
comunicación a partir de una herramienta revolucionaria. Esa herramienta
individual, portátil, se hará ubicua y según algunos (sus partidarios) va a
acercar a los hombres. Va a permitir el intercambio y la difusión de la
cultura, del conocimiento científico, permitiendo el ejercicio de la razón
y de la imaginación.
Para otros, que tienen más reservas, va a encerrar a los hombres en una
especie de burbuja de información, va a crear exlusiones entre los que
saben y los que no saben usarla. Va a crear exclusiones entre los que
pueden y los que no pueden comprarla. Y además, la mayor parte de las
informaciones que traslada son en una sola lengua (el 80%). Puede ser un
vehículo de pornografía. Puede ser un vehículo para eludir las
instituciones; por tanto, hay que controlarlo, regularlo.
¿de qué estamos hablando?
¿se trata del ordenador personal? No.
¿se trata de Internet? No.
He olvidado decirles, al empezar la historia, que estamos en el siglo XV.
Y más exactamente, en 1472. La Sorbona acaba de dotarse de esta
extraordinaria herramienta que se llama "prensa de imprimir".
Y esa herramienta revolucionaria tiene un nombre, se llama EL MANUAL, es decir el libro portátil, el que se lleva en la mano. Y ese manual ha reunido tres tecnologías, enormemente adelantadas para su época:
el papel,
la encuadernación (antes había grandes pergaminos)
y el libro.
Antes había que ir a leer los libros sobre caballetes, libros que pesaban 100 kilos,
escritos en un único ejemplar. Y, de pronto, llega el libro portátil: el manual. Es una revolución extaordinaria. Y hoy, con las redes interactivas multimedia, nos vemos confrontados a los mismos retos.
Todo lo que he dicho hasta ahora he ido a buscarlo en la historia de los
siglos XV, XVI y XVII. Todo lo que he dicho se refería al manual. El 80% de la lengua en que se ofrecían las informaciones era el latín. Y, sin embargo, estamos en una situación comparable al extraordinario éxito de las redes en línea multimedia, de las que Internet es la más espectacular; estamos en las oscilaciones de creación de un nuevo espacio. Una nueva forma de espacio globalizante, opresor, al tiempo que revelador de identidades y
personas - si sabemos utilizarlo-, siempre al borde del éxtasis y del terror..."
Este relato me lo alcanzó mi compadre Miguel, lo encontró en el libro de Joël de Rosnay: "La Post -Televisión", me pareció excelente e indicado para replicarlo acá. Aunque muchos individuos e incluso empresas se lo cuestionan: nos ha tocado vivir (y lo seguimos haciendo) una transición de las más importantes de la historia: el antes y después del boom internet.
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